“Lechazo de Castilla y León”, agua, sal, un poco de manteca y al horno. Para disfrutar del mejor cordero lechal hay que volver a los orígenes y alterar lo menos posible el producto. Por eso la receta tradicional sigue siendo la más extendida entre los asadores de toda España.
Es importante contar con un buen horno y calentarlo a unos 170 grados. En una cazuela de barro se coloca el cuarto de “Lechazo de Castilla y León” que se sala por los dos lados. Hay que hacerlo despacio, por lo que está en el horno unas dos horas y media, en las que se cambia de lado el cuarto unas tres veces para que se haga de forma homogénea.
Al final es cuando se le da un toque de manteca en la parte exterior del costillar para que se dore la piel con el último golpe de calor.
También es el tramo final del asado cuando se cubre el fondo del a tartaleta con agua para conseguir el jugo que luego acompaña a la carne. Si el agua se pone en la cazuela desde el principio, el lechazo se cuece más que asarse, por lo que es un detalle importante.
Para conseguir el genuino sabor del lechazo, nada mejor que asarlo en un horno tradicional castellano. Son los hornos de toda la vida que garantizan una temperatura homogénea, para que la carne se haga lentamente y mantenga así todas sus propiedades.
Aranda de Duero y su comarca cuentan con casi una treintena de asadores donde se puede degustar este lechazo asado tradicional. En todos ellos se sirve un producto único en el mundo. Aranda es la capital del lechazo y es conocida por ello en toda España. Cada año, miles de personas vienen a buscar el sabor único de este producto. Muchos asadores sirven Lechazo con Denominación de Origen de Castilla y León, lo que garantiza aun más que es un producto certificado y garantizado.
El lechazo, etimológicamente hablando, es la cría de la oveja que se alimenta únicamente de leche materna. Esa alimentación tan sana y natural es lo que hace que sea tan tierna y sabrosa. Así que no importa si macho o hembra, puesto que es el consumo de la leche como único alimento lo que convierte al lechazo en un producto único, considerada por muchos como la carne más saludable que se puede conseguir en la actualidad.
Para que un lechazo pueda ser aceptado dentro de la IGP del “Lechazo de Castilla y León” hay que cumplir unos requisitos. Así, por ejemplo además de alimentarse únicamente con leche materna, el animal debe ser sacrificado antes de los 35 días de vida y su peso en vivo debe moverse entre un mínimo de 9 kilos y un máximo de 12. Asimismo solo los que sean de calidad extra o primera pueden optar a llevar el sello identificativo de la IPG.
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